El pasado lunes 28, un apagón afectó a toda España, Portugal y parte del sur de Francia, provocando el caos en varias infraestructuras. Entre las afectadas, Ágatha Ruiz de la Prada, que se dirigía a Barcelona para la presentación de su libro, se encontró desamparada en mitad del campo cuando su tren se detuvo a las 12:33 horas. "Estuvimos siete horas parados, sin agua, sin poder ir al baño... fue una locura", relató en 'Tardear'. La diseñadora explicó que en un primer momento el tren se detuvo para no consumir más energía, lo que dejó a los pasajeros completamente aislados.

Durante su relato, Ágatha Ruiz de la Prada confesó que intentó escapar del tren en dos ocasiones. "Pidieron a la Guardia Civil que montara una reja en las vías para que la gente pudiera salir. Yo pedí permiso y me escapé a un pueblo monísimo que estaba al lado", contó entre risas. La diseñadora incluso admitió haber hecho sus necesidades al aire libre, como si de un episodio de Planeta Calleja se tratara: "Si hice lo de Universo Calleja, esto no me daba miedo", afirmó. Su aventura rural fue tal que terminó en el pueblo, donde los vecinos, sorprendidos por su presencia, le ofrecieron llevarla a Zaragoza.
Después de su accidentada parada, Ágatha logró continuar su viaje y, finamente, se desplazó a Mallorca, done se encontraba en el momento de la conexión del programa. Aunque no llegó a tiempo a su presentación en Barcelona, la anécdota se ha convertido en una de las más surrealistas y divertidas de su carrera. Con su habitual espontaneidad y sentido del humor, la diseñadora ha vuelto demostrar que es capaz de convertir cualquier contratiempo en una historia inolvidable.
Una odisea con posible flechazo
La colaboradora aseguró que, a pesar de las circunstancias, el ambiente fue positivo y la experiencia acabó siendo casi entrañable. " La gente era adorable. Un militar me llevó hasta la casa de una señora en Zaragoza. En esa situación, sin batería, sin cobertura... es muy sexy", comentó entre risas. Cristina Tárrega no dudó en bromear con la posibilidad de que Ágatha hubiera ligado en medio del caos, algo que la diseñadora no desmintió del todo. "Era un amor", dijo sobre el militar que la acompañó.

Lo que podría haber sido una experiencia desagradable terminó siendo una divertida odisea que Ágatha vivió con naturalidad y algo de espíritu aventurero. "Fue como volver a la adolescencia, sin móvil, sin rumbo, dependiendo de la amabilidad de desconocidos", afirmó. Una prueba más de que la diseñadora, a pesar de las circunstancias, no pierde su capacidad de sorprender y mantenerse siempre fiel a su estilo: lleno de color e impredecible.