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Si hay algo que caracteriza a Ernesto de Hannover es su rebeldía. Algo que quedó patente durante sus años de matrimonio con la Princesa Carolina de Mónaco y que se ha hecho patente en cada una de las noticias que ha protagonizado a lo largo de su vida. Sin embargo, a sus 64 años por fin parece haber madurado.
Así lo ha demostrado al acudir al enlace de su hijo Christian de Hannover con Alessandra de Osma, celebrado este viernes en Lima (Perú). S u presencia no estaba asegurada, ya que no acudió a la ceremonia civil celebrada en Londres el pasado noviembre. En este caso ha rectificado y primero se dejó ver en la fiesta previa a la boda y posteriormente en la ceremonia que tuvo lugar en la Basílica de San Pedro de la capital peruana.
Disputa con su primogénito
El pasado mes de julio, cuando su hijo mayor Ernesto Augusto se casó con la diseñadora rusa Ekaterina Malysheva, el jefe de la Casa de Hannover se convirtió también en protagonista involuntario de la boda pese a que no acudió. Lo que sí hizo fue rechazar públicamente el enlace de su hijo : "No ha sido fácil tomar esta decisión, pero me he visto obligado a hacerlo porque está en juego la preservación de los intereses de la Casa de Hannover ".
A lo que se refiere el príncipe alemán es una serie de bienes que en 2005 cedió a su hijo y que ahora pretende recuperar. Entre las propiedades de la polémica se encuentran el Castillo de Marienburg o el de Grünau, además de otras residencias repartidas entre Alemania y Austria, así como cargos honoríficos como la presidencia de la Fundación Duque de Cumberland.
	
					
					
					
					
					
					
					
					
					
					
					
					
